El concepto de patrimonio en Chile ha comenzado a instalarse de manera progresiva en las últimas décadas. Desde una perspectiva histórica, se trata de una construcción social relativamente reciente. La noción de “patrimonio mundial” surge tras el término de la Segunda Guerra Mundial, en un contexto de Guerra Fría y la necesidad de reconstruir ciudades y conservar bienes. Es en este escenario fue la UNESCO, institución que comienza a trabajar formalmente el tema patrimonial desde una visión centrada en lo construido y monumental. Labor que se consolida con la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en 1972 y ratificada por Chile en 1980. “Este instrumento compromete a los Estados firmantes a identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural presente en sus territorios. Asimismo, establece un sistema de cooperación internacional destinado a apoyar los esfuerzos que realicen los Estados para resguardar dicho patrimonio”.
La Convención del Patrimonio Mundial en Chile tiene su primer hito en la década de 1990, cuando se postuló el Parque Nacional Rapa Nui a la Lista del Patrimonio Mundial, iniciativa liderada por la Corporación Nacional Forestal, logrando su inscripción en 1995. Posteriormente, en 1997, el Programa de Patrimonio Mundial de Chile comenzó a elaborar la Lista Tentativa de Bienes Culturales a ser postulados como Sitios de Patrimonio Mundial. Esta fase culminó en 2006, “se sumaron cuatro nuevos sitios a la Lista: Iglesias de Chiloé (2000), Área Histórica de la ciudad-puerto de Valparaíso (2003), Oficinas Salitreras Humberstone y Santa Laura (2005), y el Campamento Sewell (2006)”.
En Chile, la idea de patrimonio se ha instalado de forma progresiva, y por mucho tiempo se centró en lo material y construido. Sin embargo, con el tiempo, se han incorporado las dimensiones inmateriales y naturales. Esta comprensión más amplia ha permitido reconocer la diversidad de legados culturales que existen en distintos contextos. Así, se ha fortalecido la valoración de oficios tradicionales, expresiones artesanales, y la protección de la flora y fauna, comprendiendo que todo legado cultural requiere una adecuada protección legal y una institucionalidad que lo resguarde. Dicha labor recae en el Consejo de Monumentos Nacionales, bajo el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
A pesar del avance, la protección normativa del patrimonio en Chile ha sido tardía. No obstante, se ha transitado hacia un proceso de reconocimiento y puesta en valor de los legados culturales. Esta tarea no puede desligarse de las políticas públicas y la participación activa de la sociedad. Resguardar el patrimonio en sus diversas formas es mantener viva la historia, la memoria, y el sentido de pertenencia a un territorio. Desde octubre de 2019, el patrimonio ha cobrado un lugar relevante en la agenda pública, impulsando procesos de reconocimiento y valoración con un enfoque más social, inclusivo y participativo.
En este sentido, las iniciativas ciudadanas, agrupaciones comunitarias, ONGs, juntas de vecinos y entidades privadas han tenido un rol fundamental. Las universidades, por su parte, no han estado ausentes. La Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), por ejemplo, desde carreras de pedagogías poseen asignaturas relacionadas al tema cultural, también la UCSC ha desarrollado desde hace años programas de formación teórica y práctica en patrimonio cultural, a través de diplomados y cursos vinculados a la Licenciatura en Historia, y la Dirección de Extensión Cultural y Universitaria ha promovido diversas actividades desde rutas patrimoniales, talleres con metodologías participativas y con vínculo territorial. Asimismo, otras facultades como Ciencias han impulsado investigaciones en torno a la protección del ecosistema marino y el medioambiente, con trabajos de campo en Caleta Lenga y su Reserva Natural, además se han incorporado iniciativas de desarrollo sostenible como la planta de hidrógeno verde.
Todo lo anterior evidencia que el compromiso con el patrimonio debe ser social y sostenido en el tiempo. El patrimonio en Chile se celebra cada mayo, el último fin de semana, con actividades en museos, centros culturales y organizaciones públicas y privadas. Invitamos a participar activamente, pero sobre todo, a tomar conciencia de la relevancia de estas acciones con una mirada de proyección. El resguardo patrimonial no debe limitarse a una fecha específica: es un proceso permanente que busca entregar a las futuras generaciones un territorio cuidado y una herencia cultural —material, natural e inmaterial— protegida y valorada.